lunes, 9 de mayo de 2011

Irma la Dulce

Leer con esta música

¡Saludos y bienvenidos a mi humilde bar Chez Moustache (un servidor)! Qué extraño ver turistas en mi local, a este lado de París, lejos de todo lo que le da la fama a la ciudad de las luces: las puestas de sol desde la Torre Eiffel con sus campos Elíseos, Notre Damme, los paseos por el Sena, el Louvre...

Sin embargo allí no conoceréis el autentico París del amour perdido ni la faceta más canalla de sus calles, que es done vive su gente (el auténtico alma de París) como esta misma calle por la que habéis entrado; la Calle Casanova. Un pequeño trozo de cielo oculto a la luces que desprende el resto de la ciudad, donde he visto pasar tanta gente y tantos sucesos que necesitaría 7 vidas para relatarlos todos.

¡Ah, Veo que he captado vuestra atención! Sí, puedo ver en vuestros ojos la misma avidez de relatos que veía en mis alumnos en mi época de profesor en la universidad de la Sorbonne... pero esa es otra historia.

La historia que queréis oir es otra... y creo que sé cual es la más apropiada.

Acomodaos en mi barra y probad un poco de mi coñac mientras os relato esta peculiar versión de la Caperucita Roja, por decirlo de alguna manera.

Como se habrán fijado, esta calle es frecuentada por señoritas de vida alegre, de saldo y esquina o de compañía... escojan el término que prefieran. Por un módico precio pueden hacer del hombre más miserable el más feliz sobre la Tierra; suben las escaleras del Hotel Casanova ahí enfrente y se olvidan de su trabajo, de su mujer o de su cruel soledad... todos vienen al mismo sitio, desde el bombero que busca apagar su fuego hasta el médico que busca curación.

Incluso algún que otro jefe de policía se deja caer por estos lares, pues tienen arreglos con las chicas y sus chulos, los cuales dejan caer un par de francos en la gorra del despistado gendarme que se sienta en la barra para refrescarse; La policía avisa de las redadas y todos contentos.
Reconozco que incluso yo caí en las garras de Mimí la MauMau para subir esos cuatro escalones al cielo... en ninguna de mis expediciones amazónicas he sufrido tantos arañazos, pero esa es otra historia.

Esta es, pues, una historia de pasión, de violencias, de deseo y de muerte. Todo lo que, en realidad, hace la vida digna de ser vivida.

La parte corta es, básicamente... chica de la calle conoce a chico policía y se enamoran... Sin duda tiene todos los ingredientes para ser una tragicomedia de las que hacen época, casi como cierto romance que oí sobre un muchacho que dejaba su apartamento para que sus jefes llevaran a sus amantes... pero esa es otra historia.

Siéntense y escuchen atentamente... la historia de Irma la Dulce.

3 comentarios:

  1. Para los de Madrid, podemos hacernos una sesión de "Cine Casero" para ver la película.
    Os adelanto que es una delicia =D

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  2. Cine Casero + Sótano Cine = Fuck Yeah!

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  3. + palomitas + pizza + CERVEZZAAAAA!!

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